La mina Victoria y el Lago de Arrés

Para quienes estáis en busca de una escapada auténtica y diferente, el corazón del Valle de Arán es un auténtico tesoro. En Arrés de Sus, muy cerca del Pirineo francés, se esconden dos joyas: las ruinas de la Mina Victoria y el encantador Lago de Arrés. Una ruta perfecta para combinar historia, naturaleza y aire de montaña.

Un paseo entre vestigios mineros y abetales

La excursión comienza junto al lago y sube suavemente hacia las instalaciones de la mina. A lo largo del recorrido circular descubrirás la casa del capataz, los dormitorios obreros, las balanzas y el antiguo camino de vagonetas. El entorno te adentra en la vida de los mineros que trabajaron aquí en los siglos XIX y XX, entre bosques de abeto y pinos negros, cruzando prados y cañadas. 

Explora galerías y máquinas en la mina Victoria

Hace décadas se cerraron las minas, pero en 2004 se reabrieron como museo.

Ahora puedes acceder en alguna de las galerías con visitas guiadas, que explican el sistema de explotación y conservación del patrimonio industrial. El centro de visitantes ofrece detalles sobre la historia local y la tecnología empleada. 

Tranquilidad junto al lago de Arrés

Después del tramo minero, la ruta conduce al Lago de Arrés, una balsa natural a 1550m de altitud rodeada de abetales. Allí encontrarás un pequeño oratorio y mesas para hacer un picnic, con una panorámica que alcanza hasta el valle francés de Luishon. Es un rincón ideal para relajarte y sentir la calma de alta montaña.

El entorno rural como protagonista

Arrés de Sus es un microcosmos de la vida pirenaica, ¡con menos de 100 habitantes! El ambiente es íntimo, sin turismo masivo, ideal para quienes buscan tranquilidad y escapar de los destinos más masificados. Puedes combinar la ruta con una visita a Vielha, ubicada a pocos kilómetros. 

Consejos para visitantes curiosos

Lleva calzado de montaña con buena suela y tobillo sujeto, ya que, aunque el recorrido no es técnico, hay tramos de piedra suelta y zonas húmedas donde puedes resbalar si ha llovido hace poco. 

Empieza la ruta a primera hora de la mañana para disfrutar de la tranquilidad del bosque. Es el mejor momento para oír el canto de los pájaros y, con suerte, ¡ver algún corzo o zorro cruzando el camino!

Si viajas con niños, la excursión es perfectamente viable para mayores de 6 o 7 años con algo de experiencia. Lleva bastones ajustables para ellos si no están acostumbrados a las pendientes. 

Haz una parada en el centro de interpretación, donde te darán información útil sobre los horarios y condiciones de las visitas guiadas subterráneas. En temporada alta, es mejor reservar con antelación porque los grupos son reducidos y se llenan rápido. 

Llévate un picnic completo y busca una de las mesas de madera junto al lago. Además de disfrutar de la comida con vistas espectaculares, es común ver aves rapaces sobrevolando la zona y escuchar el eco del viento en la montaña. Si llevas prismáticos, ¡mejor aún!

Para completar tu experiencia por la zona atrévete a descender en rafting por el río Garona. También puedes hacer un pícnic en La Artiga de Lin o pasar un día en la balsa de Oles.