Cuando el frío aprieta en el Ripollès y las noches caen bajo cero varios días seguidos, los riachuelos que bajan de la vall de Camprodón se transforman en un espectáculo efímero.
Las cascadas heladas aparecen de repente entre bosques de abetos, muros de piedra y senderos poco transitados, creando un paisaje que parece sacado de otro mundo.
Molló y Camprodón son dos de los lugares más accesibles para disfrutar de este fenómeno sin grandes caminatas.


Las cascadas suelen congelarse entre diciembre y febrero, especialmente después de tres o cuatro noches muy frías. En Molló, los mejores puntos se encuentran en los torrentes que bajan hacia el pueblo desde el Coll d’Ares y en los senderos que conectan con el Parc Animalier de Molló Parc.
¡Son saltos pequeños, pero muy fotogénicos, con columnas de hielo azuladas que se forman en las paredes sombrías del bosque!
En Camprodón, las heladas se concentran en las zonas más umbrías del río Ritort, sobre todo arriba del Pont Nou y en pequeños arroyos que caen desde las laderas. Tras varios días fríos, algunos tramos presentan capas de hielo que envuelven raíces, troncos y piedras como si fueran esculturas naturales.
El hielo de las cascadas nunca es uniforme, así que lo ideal es no pisarlo directamente y mantenerse en terreno estable.
Te recomiendo llevar botas con buena suela, un par de guantes de repuesto y ropa por capas. Si vas con niños, el mejor plan es observar desde rocas seguras y convertir la salida en una “caza de detalles”, buscando pequeñas agujas de hielo o burbujas atrapadas.
Los vecinos recomiendan ir a primera hora, cuando el hielo está más firme y la luz pinta tonos azulados en las cascadas. Entre semana suele haber mucha menos gente, por lo que es más fácil hacer fotos y disfrutar del silencio del bosque.
Tras la caminata, nada mejor que volver al pueblo para recuperar temperatura. En Camprodón, las pastelerías del centro preparan xocolata calenta espesa y cocas tradicionales; en Molló, los bares del núcleo viejo ofrecen caldo bien caliente y vistas tranquilas del valle.
Un plan sencillo, invernal y muy pirenaico, perfecto para quienes buscan naturaleza sin complicaciones y momentos que no duran más que un deshielo.


Si te quedas con ganas de disfrutar de más paisajes invernales, los gorgs helados de la Garrotxa son una auténtica maravilla.
Y si prefieres un plan más relajado, un paseo por los encantadores pueblos de Camprodón y Beget es una forma perfecta de terminar la jornada.
Jara, natural de Panticosa y nuestra experta local en los Pirineos
Mejor época del año para ir…
entre diciembre y febrero
Dirección Valle de Camprodón, Camprodon, España
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