¿Sabías que el Coll de Panissars, muy cerca de El Pertús, fue el punto donde se encontraban la Vía Domitia y la Vía Augusta, las grandes rutas romanas que unían la Galia (Francia) con Hispania (España)?
Fue el paso más importante de los Pirineos orientales en época romana, y aún hoy se conserva la huella de la calzada original, con su anchura completa y las marcas de rodadura que dejaron los carros hace siglos.
¡Un lugar único para imaginar cómo se movía el mundo hace dos mil años, sin museos ni artificios, solo piedra, silencio y paisaje!
En este mismo lugar, Pompeyo el Grande mandó erigir su tropaeum en el 71 a. C., un monumento imponente que proclamaba sus triunfos y daba la bienvenida a quienes cruzaban hacia la provincia Narbonense, la primera colonia romana en tierras galas y puerta de entrada a la Galia desde Hispania.
Del tropaeum quedan aún los cimientos y algunos bloques reutilizados, suficientes para imaginar el arco monumental que un día coronó el paso. Siglos más tarde, sobre esas mismas ruinas, se levantó el priorato de Santa Maria de Panissars, un pequeño monasterio medieval que aprovechó las piedras romanas y mantuvo vivo el espíritu del lugar durante toda la Edad Media.



La forma más sencilla de llegar es subir desde el centro de El Pertús en dirección al Fort de Bellegarde, y tomar el desvío señalizado hacia el Coll de Panissars. El camino combina pista y sendero, sin grandes dificultades, y antes de alcanzar las ruinas pasarás junto a un pequeño cementerio militar, silencioso y bien conservado.
En el entorno no encontrarás agua potable ni servicios, así que conviene llevar provisiones y planificar la visita antes de salir.
Desde El Pertús parten varios senderos que permiten pisar la antigua calzada romana y recorrer las ruinas del Coll de Panissars. También hay rutas más largas que conectan con La Junquera, ideales para quienes buscan algo de desnivel sin grandes exigencias físicas. La mayoría de los itinerarios se completan entre dos y cuatro horas combinando historia, paisaje y silencio.
Para una experiencia breve, pero panorámica, la subida desde el pueblo y el retorno por la línea fronteriza ofrecen miradores abiertos al Mediterráneo y la silueta imponente del Fort de Bellegarde dominando la cresta.
En las piedras base todavía se distinguen los huecos donde encajaban los grandes bloques que formaban el monumento, traídos desde la costa hasta estas montañas. A un lado de la antigua calzada se han encontrado fragmentos de columnas con inscripciones, prueba de que la vía siguió utilizándose durante siglos.
Si te detienes un momento, entenderás por qué los antiguos llamaban a este paso el “summus Pyrenaeus”: era el punto más alto para cruzar los Pirineos, y por eso Pompeyo eligió levantar aquí su trofeo.


Te recomiendo acercarte a primera hora o al final de la tarde para disfrutar de la luz dorada que cae sobre los Albères. No te olvides de llevar calzado con buena suela y preparar un pícnic a la sombra de los robles y encinas que crecen junto al pequeño cementerio.
No te vayas sin antes visitar la Iglesia de Fátima o el Castillo de Bellaguarda, que están por la zona.
¡Para reponer fuerzas te recomiendo hacer una parada en el Buffet libre El Sol!
Albert, natural de Cap de Begur y nuestro experto local en la Costa Brava
¿Cuánto tiempo necesitas?
entre dos y cuatro horas
Dirección Col de Panissars, España
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